jeudi 22 mai 2008

El origen de las pulgas

El siguiente texto me lo topé en un pequeño librillo que compré por acá en Ferrería con "los lurias" (así les digo a los dos hermanos que tienen su puesto de libros usados en la calle). Se trata de un pequeño libro de poesías místicas, todas relacionadas de una u otra manera con la concepción de un Dios, oraciones, plegarias y pequeños poemas.

El texto es chistoso considerando el contexto en el cual dicho libro fue compilado. Desde el título pues da curiosidad leer de qué trata, ya que generalmente uno no encuentra mucha conexión entre una cuestión religiosa (o mística, como prefieran) y las pulgas!!

Al leerlo se genera una combinación muy particular, una mezcla de poesía con la escena de un Cristo charlando con San Pedro y, finalmente, entra en la trama una mujer echando la flojera. Hasta me atrevería a decir que tiene un toque ligeramente misógino – cómico (así como le gusta a mi amigo Héctor y que su discípulo Sergio le hace segunda, jejeje)

El argumento ahí presentado sobre cómo se crearon las pulgas podría ser una buena teoría, pero no creo que pueda ser comprobable científicamente... Sin más que comentar en este momento los dejo con con este texto:



ORIGEN DE LAS PULGAS

Reverberaba el sol esa mañana
y Cristocon San Pedro de bracero,
sinmiedo a la terrible resolana
iba por el otero,
charlando mano a mano,
tú por tú, sobre el modo más certero
de hacer la dicha del linaje humano.

A la sombrea de un árbol corpulento
muellemente tendida,
viendo volar las moscas ciento a ciento,
estaba una mujer, moza lucida,
de la bios de coral, cutis de nieve,
de esas que en punto a edad, isn miramiento
a que mentir es cosa inoportuna,
plántase en veintinueve
como el buen jugador de treinta y una.
De mujeres poblado se halla el mundo
que al treinta tienen un horror profundo.

San Pedro se detuvo, y campechano
le dijo: – Dí, mujer, ¿qué haces ociosa?
¿qué? ¿no sabes hilar? – Poquita cosa.
Cuando arrecia el verano
prefiero estarme mano sobre mano.
Ruede, ruede la bola,
y siga yo tumbada a la bartola.

El Divino Maestro, de Dios hijo,
miróla sonriente. – De lo malo
y vicioso – la dijo–
madre es la ociosidad. Te haré un regalo
que te ocupe y te distraiga humildemente.
La pereza sacude... ¡ea! Entrente.
Ráscate si te pica do te pique.
Sigamos, Pedro, y basta de palique.

Y Dios creó a las pulgas ese día,
microscópicos seres,
en cuya cacería
han sido y son tan diestras las mujeres.




1 commentaire:

Sólo Héctor a dit…

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¡Niña! No andes publicando mi nombre tan a la ligera, ¿no recuerdas acaso mi paranoia?

Y el nombre del otro individuo al que haces referencia también está errado. se llama Kerchak :P

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